Salmo 42
Así cual ciervo brama
Por límpida corriente,
Mi corazón ardiente
Por tí suspira, ¡oh Dios!
Coro
//Sedienta está mi alma
Del agua cristalina;
De la verdad divina
Mi alma tiene sed//.
Mi pan de día y de noche,
Son lágrimas candentes;
Cuando dicen las gentes:
¿En dónde está tu Dios?
Un abismo llama al otro,
A la voz de tus canales;
Todas tus hondas y olas
Pasaron sobre mí.
Diré a Dios: Roca mía,
¿Por qué te has olvidado?
¿Por qué andaré enlutado
Por la opresión de mí?
Quebrantados mis huesos,
Enemigos me afrentan;
Diciendo cada día:
¿En dónde esta tu Dios?
Para todas las palabras de este canto, vaya al canto número 413 en el himnario de Suprema Alabanza.